Por Lautaro
Fucik
Cuando
la vi, ella me trasladó al paraíso. Fui con mis ojos al más original
territorio.

La
manzana en su dulzura reúne, resume toda la secreta faena de la tierra y del
vuelo laboral de las abejas.
Ingresé
al predio cercado por toda la agresión de sus dueños. Las manzanas se ofrecían
generosas, casi risueñas, lúdicas, ruborosas. Parecían decirme: Somos una
multitud para toda la humanidad.
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